TEMPUS FUGIT

    A veces es un paraíso del que no queremos prescindir. Otras un infierno que nos acosa y aterra. El tiempo, a pesar de estar medido, matemáticamente establecido; probablemente sea de los conceptos más  imprecisos que maneja el ser humano. Somos esclavos de su implacable martillo que golpea inexorablemente nuestros días de triunfos, nuestros días de miserias. Dicen que todo lo cura; pero no es cierto. El paso del tiempo muchas veces convierte las cosas grandes en pequeñas, y otras, los pequeños detalles en cosas importantes. Así, Cronos, que devoró a sus hijos; devora nuestras ilusiones, nuestros días sin sombra. El tiempo hizo eterna a Roma y a las pirámides egipcias. Ha dejado su huella sobre el arte, dándole en muchas ocasiones una pátina de misterio, de irrealidad. Sin él, no seríamos nada. Pero ¿quién puede demostrar su existencia más allá de la vida rutinaria? ¿Qué es de él, allí donde el universo vierte su negro manto y bailan las estrellas naciendo y muriendo en un ciclo sin retorno? La civilización ha intentado caminar hacia una globalización desafiante a ese tiempo, a ese espacio, a la esencia más profunda del ser humano. Y somos tan iguales. Y somos tan diferentes. ¿Cómo podemos acuñar conceptos genéricos para una humanidad tan versátil, para un cosmos tan ignoto? La tierra que habitamos, estoy seguro que es mucho más humilde. Nunca se ha creído el ombligo del mundo. ¿Por qué no una existencia repetida y continuada en la suspensión de los relojes? Tal vez el niño que fuimos aún viva en el ayer, tal vez el viejo que podamos llegar a ser ya habite en el mañana. Acaso mil planos superpuestos de una misma realidad nos acogen y nuestra mente, nuestros sentimientos, estén viviendo instantes que no puede percibir nuestra conciencia del “ahora”. Como la foto de unas vías que parecen ser transitadas velozmente. Pero no es así. Fue realizada en un andén sin mover los pies del suelo. Querer tener una explicación para todo y así alimentar su ego, es la gran condena que se impone el ser humano. Cuando todo es mucho más sencillo. Las cosas son; o tal vez no. ¿Quién lo sabe? Si el "Ser" tuviese explicación, la vida sería demasiado aburrida. Es un empeño vano querer detener ese tiempo que huye por las vías de un tren, en cada respiración, cada latido, en aquello que creemos nuestro, pero es indescifrable.


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