TUMBA PARA UN DESCONOCIDO (Fragmento) Relato del libro “Entregados al amor y al abismo”)


Desde su cama veía el sol morir entre las verdes y desgastadas montañas, al tiempo que escuchaba los pasos de su madre bajando por la escalera. El horizonte perdió pronto su color rojizo, tornándose cada vez más violáceo. Laura se dormía siempre contemplando el maravilloso espectáculo que suponía la muerte del día en los calurosos veranos del pequeño pueblo. Antes de eso, en numerosas ocasiones, las blancas nubes dibujaban caprichosas formas en el azul celeste. Al contrario de otros niños de su edad, Laura no veía en ellas monstruos fantásticos o princesas encantadas, sino que perfilaba el rostro y la figura de sus seres queridos muertos. Siempre los mayores se lo habían dicho: “Cuando los buenos mueren van al cielo”; por eso, ella esperaba ansiosa el ver en aquellas nubes el rostro de su abuelo que falleciera cuando ella tenía tres años, o el de su padre muerto en una guerra antes de su nacimiento.


Obra inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual



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