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Mostrando entradas de abril, 2013

POETAS Y PODEROSOS

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        Cuanto más sueña el hombre, más se aleja de la realidad. Porque soñar despierto es algo que, los que manejan los destinos de este planeta, aún no han logrado erradicar. Ante ello, impotentes, rotos y frustrados porque no hay ley ni sentencia que pueda frenar el vuelo de una mente pensante; han pasado al plan B. Y dicen por lo bajo, cuando nadie los oye, mientras observan sus caras secas y vacías de verdades ante el espejo: “Sueña, sueña. No podremos impedir que sueñes; pero si hacer que tropieces cada vez que intentes dar un paso para realizar alguno de esos sueños que tu mente de pobre soñador haya creado”. Hay un pacto no escrito entre los que cada mañana se levantan después de haber dormido sobre un colchón lleno de billetes, que tiene como finalidad mantener una sociedad preocupada por sobrevivir. Porque, cuando el ser humano tiene que luchar por un plato de comida, por un techo donde cobijarse; no puede emplear su tiempo en soñar. La realidad cruda que han creado alre

CONVERSACIONES CON SENIA (VIII)

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    Cuando las últimas luces del día vierten en postrero suspiro su haz velado, lastimero, quejumbroso; camino con paso lento y descuidado el sendero que sólo tiene un único destino; ese pequeño reducto de calma donde la joven Senia, apoyada en la baranda de madera, contempla el fugaz discurrir de las aguas; líquido que tanto dio a la filosofía; propicio elemento en que Arquímedes halló la inmortalidad, agua que Demócrito usó en sus reflexiones para hablarnos de lo inexorable del tiempo. Aguas que han cantado los poetas desde los primeros trovadores hasta nuestros días. Y los dos, Senia y yo, en silencio respetuoso, observamos el fluir del torrente que, al igual que nuestras vidas, continúa su camino a pesar de ser consciente que hallará su final en la inmensidad de un mar que lo convertirá en anónimo; como anónimas se vuelven la mayor parte de las vidas cuando acaban sus discurrir inexorable.     -Hoy podía haber sido un día como otro cualquiera. Pero no ha sido así.     -Dime,

CONVERSACIONES CON SENIA (VII)

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    Desde la orilla observo a Senia sumergida en las aguas cristalinas. Su cuerpo armoniosos y grácil tiene como lienzo los verdes que salpican el fondo fluvial entre cantos rodados y algún que otro pez despistado. Ahora emerge suavemente, como en una imagen ralentizada, y el agua que su torso desplaza en el ascenso decora el aire, resbala por el pelo mojado, por los delicados hombros y unos senos turgentes. Abre los ojos, me mira y sonríe. Los labios entreabiertos desprenden un “Hola” cordial. Se acerca a la orilla y me tiende la mano mientras eleva su pie derecho y asida a mi mano se impulsa para salir del agua y salvar el pequeño desnivel entre el cauce y la orilla. Después me abraza en un prolongado silencio. Siento todo el calor de su cuerpo que traspasa mi ropa.    -¿Tienes frío?     -No, Julio. Ninguno.     -¿Y tu vestido?     -No lo he traído.     -Te cogerá el frío.     El sol ha comenzado a caer vencido entre las romas montañas, urracas despistadas vuelan sobre