REFLEXIONES DE UN POETA EN LA SOMBRA - IV - AMAR EL CAMINO

    Los seres humanos construimos, en la mayoría de los casos, nuestra vida alrededor de un sueño, una ilusión, un proyecto que, al discurrir del tiempo, suele destacar sobre todos los demás. Y, en esa cerrazón que centra sólo el objetivo en un punto, vamos  siempre con nuestra mente fija en una meta, dejando atrás los momentos que la vida nos ofrece. Así, apoyados en esa cualidad, casi incorporada del todo a la mayoría de los mortales que habitamos el planeta, los grandes “sabios” que manejan los hilos de la industria y el panorama mundial, han construido todo un abanico de ilusiones para mantener en un estado de catalepsia intelectual y anímica a sus ciudadanos. Error de errores contribuir al juego e incorporarse a las filas de los que “quieren llegar a”. La globalización y un sistema social ensoberbecido, ha construido un “gran sueño” –muy similar al que en otro tiempo fue “el sueño americano”, con buenos resultados para unos pocos, y fracaso y resignación para otros muchos- como decía, un “gran sueño” en el que surge un inmenso rebaño de adoctrinados en diversas, casi infinitas vertientes, que van siendo inducidos a pensar que tienen que alcanzar, tienen que ser, tienen que poseer, tienen que seguir tal o cual máxima. Esto, si no cogemos perspectiva, puede sumirnos en el más profundo y cruel desencanto. Sólo aprendiendo que la verdadera esencia no está en esa meta, en ese sueño, en esa ilusión; sino que está en el camino que transitamos para alcanzar nuestros fines, podemos obtener una mínima felicidad. Somos caminantes en el transcurrir de las horas. Aprender a amar el camino será nuestro mayor logro. Si después llegamos a nuestra meta, mejor. Pero lo importante es saber que hemos transitado por un sendero en el que hemos ido sintiendo la amistad, el amor, las enseñanzas que nos proporciona lo bello, los incomparables amaneceres y anocheceres que nos brinda la vida. Amar el camino. Si es así, seguro que, aunque tal vez queden sueños por cumplir, metas por alcanzar, ilusiones por realizar; podremos sentarnos a la sombra de algún árbol centenario y observar el discurrir de las aguas de nuestra vida, con sus penas y sus alegrías, pero brillando con el fulgor que sólo posee lo auténtico.

REALIZACIÓN Y MONTAJE DE LA FOTO - JULIO MARIÑAS (Mano del autor)


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