EN RUTA - EL ETERNO VIAJE
La noche nos atrapaba en la carretera. Al volante veía el sol morir en
las lomas cercanas y, el asfalto, a pocos metros delante del coche, parecía ser
engullido por las nocturnas aves de un abismo infinito. Velocidad continua,
monótono rodar para, de vez en cuando, divisar vagamente las luces de una población
aislada de los grandes núcleos urbanos. Ver el mundo dormitar y seguir
avanzando por la ruta prevista, era una de las más intensas sensaciones de
libertad. En la noche serena, continuábamos desafiando al tiempo, sin saber con
certeza donde estaría el lugar en que detendríamos nuestro vehículo para
pernoctar. Hoy, al abrigo del hogar, rememoro esas carreteras que aún siguen trazando en mi interior sinuosas trayectorias; como una melodía inconclusa, se
ciernen en este preciso instante de reflexión callada. Nunca estuvimos tan cerca
de la libertad como entonces; cuando al volante de un antiguo coche,
recorríamos las carreteras; y cada tramo del camino era una revelación, cada
lugar un descubrimiento que nos enseñaba algo más de los otros y de nosotros
mismos. A pesar del tiempo y la distancia, aún estamos allí, en las carreteras
que fueron la metáfora más vívida de la libertad y los sueños.
FOTO REALIZADA POR JULIO MARIÑAS |
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