EL TIEMPO SIN RESPIRO
Escurridizo ofidio
silencioso que sutil se desliza entre las carcomidas tablas de ruinosas
construcciones ubicadas en inhóspitos parajes olvidados del mundo y de los
hombres allí donde el toc toc de un metrónomo persistente ha dejado de marcar
su monótono latir para siempre mientras las secas hojas de otoños muy lejanos
aún son de cuando en vez arrastradas levemente por algún viento distraído proveniente
de otras latitudes más cálidas o acaso gélidas y solitarias en las cuales los
hombres apenas dejan huella porque son las tierras de los olvidados dioses en
las que olas de azul intenso vierten su espumosa furia en albas de boreales
cielos sin que el silencio deje de reinar en un ciclo interminable ajeno al débil
rastro que leves humanos dibujan presurosos por asfálticas rutas controladas a
través del nocivo raciocinio propiciador de la muerte del alma y sus misterios
en un devenir vacuo e incierto ajeno al caminante solitario que se vislumbra en
los senderos perdidos custodiados por esqueletos arbóreos en un discurrir que
lleva a ninguna parte como alegoría incesante de la vida y del ser
retornado sobre sí mismo frente a la inmensidad del universo y sus misterios.
Felicitaciones por sus actividades artísticas y literarias.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maria Teresa.
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