LA VERDAD SECUESTRADA
Como en una interminable fábula dramática y desasosegante,
ha ocurrido siempre, en un torbellino infinito de ambición y poder gravita el
ser humano sin despegarse de su vanidad y soberbia, pretendiendo acallar la voz
de poeta, despreciando todo lo bello del agreste paisaje que le dio la vida,
arrinconando la belleza de las formas, haciendo oídos sordos a la música de los
sueños. En definitiva, secuestrando la verdad, para que el mundo no se atreva a
sentir y pensar con la pureza del interior más profundo. Y así, hasta convertir
la tierra en un delirio histriónico y espeluznante, donde lo único real, el
arte, yace soterrado en la losa insultante del progreso.
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