EL ALMA DEL POETA
La vida vencida
contra los cristales. Un, dos, tres, cuatro… Caen sutilmente las gotas de una
lluvia imperceptible; ventana hacia un mundo que se antoja lejano. Hay rincones
ocultos en esta habitación; ángulo muertos donde anidan misteriosos e inexpugnables
silencios. Cuántos cuerpos perlados de sudor es necesario ver para desentrañar
el misterio del amor y la muerte. Hoy no cantan los pájaros de abril que, como
cada día, nerviosos recorren el balcón. Un silencio rotundo, de ciudad desierta
por la sinrazón y el abandono, lo inunda todo. Pero, qué es todo; sólo un
difuso concepto más, al igual que otros muchos. Quedan tantas cosas por
definir, por asimilar, por comprender. Mi mente navega pausada por infinitas
páginas leídas, innumerables lugares transitados, incontables gentes
observadas; sin hallar claves ni respuestas. Tan solo este encuentro furtivo
con mi Yo; aquí, junto a la ventana de una habitación serena donde el tiempo,
de pronto, se detiene; mientras, la primavera incipiente pugna por encender los
sentidos con nuevas sensaciones, con enigmáticos cantos de sirenas que llegan a
mis oídos desde las lejanas islas del Mar Interior. Allí, en un lugar que no
viene en los mapas; donde late incesante el alma del poeta.
Comentarios
Publicar un comentario