ESDEUNVIET - ESCENAS DE UN VIGO ETERNO - II - MAR BRILLANTE
Bajo un cielo
sereno, olas de un mar que Mendiño cantó, allá por la época de insignes
trovadores, cuando en rincones solitarios aún no mancillados por el homo modernus, bellas jóvenes heridas de
amor esperaban noticias del amado; vosotras, aguas de piel húmeda y brillante,
traéis a mi memoria el recuerdo dulce de antiguos amores furtivos; de besos ansiosos
con sabor de arena y mar; el reflejo de bronceados contornos cuyas formas
ardientes parecen aún latir en mis manos cansadas. Vigo de mar y versos; como
no recordar aquellas gráciles lavanderas que nerviosas correteaban por la arena,
y las gaviotas en nuestro amanecer bajo los árboles, semiinconsciente aún de
nuestra ígnea noche. Ese brillo del mar de Vigo que hoy abraza mis ojos más
cansados que entonces, pero igual de húmedos por no haber dejado de creer en
quimeras, impregna la mirada del que lo contempla con esa profundidad
oceánica y abisal; esencia que va mucho más allá de la espuma, del viento y del
horizonte insondable.
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