LA VIDA SE DESLIZA SUTILMENTE POR LOS CRISTALES
La vida se desliza sutilmente por los cristales. El mundo
sigue rugiendo. Bullen insaciables masas, voraces criaturas de metrópolis que
van siendo engullidas en un lodazal de vanidad e irrefrenables deseos de un
poder económico y social que no sirve para nada. Sólo para intentar ocultar la
realidad de la insignificancia y finitud del ser humano.
El artista,
olvidado de una sociedad que ha renegado del arte y sus misterios, observa
sereno todo un desfile de histriónicas mascaradas.
Y todo por buscar
la sinceridad. Demasiado intenso y reflexivo el concepto de arte real, para un
mundo sordo y ciego a todo lo que no sea el infantil juego del bienestar y los
altos vuelos.
La vida se desliza
sutilmente por los cristales. De una lejanía indescifrable llega un canto
ancestral, auténtico, insobornable; la esencia misma del arte con la que el
artista da forma a los sueños.
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