SOBRE EL AMOR
Como un espejismo se fue
deslizando el tiempo en el que la vida éramos sólo tú y yo, libres de tabús, únicos
ante la noche lunar y eterna. Esclavos de los sueños y quimeras, ahogamos
nuestras ansias en el manantial sagrado de aguas plateadas, en los ríos de
doradas riberas; asidos a la pasión y la locura, rasgábamos la penumbra y sus
misterios, pintando atardeceres de intensos matices en la línea mortal del
horizonte, con la frescura de la indomable juventud, igual en los agrietados
parajes solitarios que en las sublimes costas agitadas por la espuma sagrada de
océanos sin dueño. Fuimos tú y yo, en un ser de formas indefinidas, en un alma
que se extendía más allá del universo conocido, en los límites de la percepción
y el tiempo; vagabundos errantes de senderos callados, viajeros incansables de indescriptibles
tierras y espacios sonoros, literarios; devorando manjares prohibidos para otros mortales e inmortales, destinados a
ti y mí, privilegiados seres fusionados en un fuego incansable y expansivo, agitando
el gran volcán donde los dioses rindieron resignados el dominio al amor que
habitaba nuestros cuerpos lascivos, vigorosos, plenos de sensualidad y
desvarío. Como un espejismo se fue deslizando el tiempo; ese que hoy, al
rememorar, advierto que fue real y sigue siendo el mayor tributo a la vida; nuestro
amor inagotable, superando el paso de las horas, los naufragios de la cruda existencia,
el cruel discurrir de los inciertos ciclos. Como el más bello verso, hoy, desde
el balcón sosegado de lo vivido, entono amante y entregado un nuevo canto a ese
amor que transciende a la carne y su decadencia; ese amor que traspasa la
negrura del finito vagar por esta tierra; amor, inexplicable sino que
intentamos en vano los poetas plasmar en versos, revelar tu esencia. Amor como
única razón de existir y ser dos en una fusión inexplicable; con nuestros yos
latiendo a unísono, desafiando a la razón y el tiempo. Amor, amor; que agotas
el diccionario y los sonidos, para seguir siendo fuente de inspiración y, a la
vez, tortura del creador que en cada línea escrita, en cada pentagrama, se
desangra en lenta agonía, intentado explicarte y encumbrarte, sin conseguir
apenas en los versos, en las melodías, un insignificante esbozo de la grandeza
que atesoras. Amor, misterio que nunca podrás ser descifrado, ni por el amante,
ni por el amado. Encontrar la manifestación total para mostrar tu esencia,
sería como revelar el misterio de la vida. Una vida que sin ti, amor, sería una
nada absurda y fría.
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